Define la Real Academia Española como profeta «Persona que posee el don de profecía», y profecía como «Don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración Divina las cosas distantes o futuras».
Es decir, podríamos decir que es aquella persona que tiene una interlocución privilegiada con Dios que le hace conocer muchos de los acontecimientos futuros.
En la Biblia, muchos de los profetas son enviados por Dios para, por medio de su predicación, hacer que los hombres se conviertan y esos acontecimientos futuros que parecen inevitables en forma de castigo, muevan la misericordia de Dios librando al hombre del justo castigo que le esperaba.
Quizá, uno de los más conocidos sea el profeta Jonás sobre el que la Biblia dice, de manera resumidísima, lo siguiente:
«La palabra de Yahveh fue dirigida a Jonás, hijo de Amittay, en estos términos:»
«Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, y proclama contra ella que su maldad ha subido hasta mí.»»
«Jonás comenzó a adentrarse en la ciudad, e hizo un día de camino proclamando: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida.». Los ninivitas creyeron en Dios: ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal desde el mayor al menor. La palabra llegó hasta el rey de Nínive, que se levantó de su trono, se quitó su manto, se cubrió de sayal y se sentó en la ceniza. Luego mandó pregonar y decir en Nínive: «Por mandato del rey y de sus grandes, que hombres y bestias, ganado mayor y menor, no prueben bocado ni pasten ni beban agua. Que se cubran de sayal y clamen a Dios con fuerza; que cada uno se convierta de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. ¡Quién sabe! Quizás vuelva Dios y se arrepienta, se vuelva del ardor de su cólera, y no perezcamos.». Vio Dios lo que hacían, cómo se convirtieron de su mala conducta, y se arrepintió Dios del mal que había determinado hacerles, y no lo hizo.»
Varias cosas llaman la atención de este texto:
1- Que el castigo es inevitable por el pecado de Nínive.
2- Que el pueblo se convierte.
3- Que, nada menos que el rey, se pone a la cabeza y guía a sus súbditos. Él mismo da ejemplo.
4- Que aún convertidos no dan por seguro el levantamiento del castigo. Son conscientes de lo mucho que han ofendido a Dios, y no toman a broma las posibles consecuencias.
5- Dios levanta el castigo al ver un arrepentimiento sincero.
Desde el comienzo del pontificado de Francisco, sus muchos colaboradores, han definido la nueva Iglesia que nos traía Francisco como profética.
Se ha repetido de manera constante pero ha alcanzado un grado extremo conforme nos acercamos al Sínodo de la Amazonía. Un ejemplo de lo dicho sería la página apóstata Religión Digital donde cualquier gesto, escrito o predicación de Francisco se transforma por arte de magia en profética.
El caso es que el pontificado de Francisco tiene 5 ejes principales:
– El ecologismo, encíclica Laudato Sí.
– El ecumenismo, «Lutero testigo del Evangelio», entre otros mil gestos y palabras.
– Inmigración masiva, ahora llamados por todo el mundo «migrantes». Hasta el punto de intentar influir en política decisivamente, entre otros países, en Italia, y celebrar la salida del gobierno de Salvini.
– Ideología de género en sus variantes feministas y homosexualistas. Vuelve a abrir el melón de adjudicar a la mujer algún tipo de ministerio, nombra asesores más que sospechosos de participar en prácticas homosexuales, nombra asesores defensores de la ideología homosexualista como el padre Martín (hace unos días se reunió precisamente con él), y defiende hasta el final a personajes sórdidos hasta la náusea como Mc Carrick, Zanchetta o Coccopalmerio.
– Internacionalista-Pacifista. Rinde culto a la ONU abogando por una especie de Gobierno mundial, entre otras cosas, con la excusa del cambio climático, y hace todo lo posible por apuntalar la débil Unión Europea por puro odio a EEUU, y no duda en calificar nada menos que como nazis a aquellos políticos que se oponen a la inmigración masiva. En esta línea iría el cambio de doctrina en la Iglesia sobre la pena de muerte.
Hay un sexto eje consecuencia de los anteriores: la doctrina y la moral no son relevantes, ni siquiera está claro que pueda haber una única doctrina sobre temas fundamentales. Todo está abierto a debate. Ya comentó en la primera entrevista que concedió al comenzar su pontificado, al padre Spadaro quien sino, que «los católicos debían dejar de hablar del aborto y de esas cosas todos los días». Con la doctrina ha hecho algo similar.
Por si había dudas, la semana pasada en Africa alabó un artículo del padre Spadaro que calificaba como «ecumenismo de odio» la alianza entre católicos y protestantes americanos para intentar influir políticamente sobre leyes más restrictivas sobre el aborto o las uniones homosexuales. Este tipo de alianzas parece que tensionarían las sociedades y ponen sobre el tapete temas de los que al Papa no le interesa hablar. Prefiere que su predicación, es un decir, gire en torno a los consensos que el mundo ya ha establecido.
El caso es que el mundo ya había puesto los pilares antes mencionados hace décadas:
- Los mantras sobre la destrucción del plantea por culpa del hombre se hacen visibles como agenda política en la década de los 70. Las excusas han cambiado pero el objetivo siempre ha sido el mismo: la abolición del hombre. Por eso, el hombre era culpable de la próxima glaciación en la década de los 70, de la lluvia ácida y de la destrucción de la capa de ozono en la década de los 80, del calentamiento global en la década de los 90 y primeros años del nuevo siglo, y del cambio climático, que así cubre todas las posibilidades, desde entonces hasta la actualidad.
- El ecumenismo, desgraciadamente, ya lleva presente décadas en la Iglesia. En la versión actual, desde que Juan XXIII pactó con el régimen criminal soviético que hubiese observadores ortodoxos a cambio de no airear los crímenes comunistas. Y el deseo de cualquier logia desde el siglo XVIII sería el actual, esta especie de «todas las religiones son válidas siempre que no pongan en cuestión cuestiones como el aborto, la ideología de género etc». Es decir, siempre que no proclamen que existen verdades absolutas, hoy y siempre.
- Inmigración siempre ha existido. El debate actual giraría sobre la legitimidad o no de la inmigración ilegal. Es decir, si violar la frontera de un país puede tener premio o no. Existe un movimiento político que considera que no puede ser así, mientras el Papa defiende que llegar de cualquier manera, utilizando cualquiera métodos e independientemente de las consecuencias que tenga en el país receptor, pues lo contraria sería nada menos que contrario al Evangelio. El caso es que, por cualquier ciudad que uno pasee hallará murallas de distinto tipo que servían precisamente para proteger a sus habitantes tanto de los inmigrantes no deseados como de las agresiones externas. Lo que el Papa llama muros y que, desde que el hombre es hombre, se ha edificado en cualquier tiempo y lugar. Parece ser que no existió el Evangelio hasta la llegada de Francisco a tenor de la historia. El tema es que sobre el extranjero, todas las ciudades, todos los países del mundo han tenido una política sobre el tema. La inmigración tal y como la concibe Francisco llevan practicándola las ONG financiadas por Soros desde, al menos, 2 décadas. Es decir, la inmigración según los parámetros de Francisco es cosa bastante reciente pero, para nada, algo original que el mundo desconocía.
- La ideología de género se podría situar claramente en mayo del 68, aunque ya tenía antecedentes muy anteriores. Fijar este tipo de movimientos no es fácil pero es cuando en Occidente se pone en cuestión decisivamente, y se entierra oficialmente, la moral que hasta entonces la había sustentado. A partir de ahí se extenderán los movimientos feministas, se aprobará el aborto en todas las legislaciones, y continuará con las uniones homosexuales y la actual ideología de género que niega la existencia del hombre y la mujer tal y como lo ha considerado el hombre desde el principio de los tiempos.
- La ONU lleva fracasando desde principios del siglo XX, con la Liga de Naciones, lo que no impide que continúe reclamando para sí la autoridad moral sobre el mundo y la necesidad de que este siga los caminos trazados por oscuros personajes en la sombra.
Analizados los cinco puntos principales del pontificado de Francisco se puede concluir que, la Iglesia por él deseada, es cualquier cosa menos profética.
Desde luego no nos habla de cosas distantes o futura, desconocidas para el mundo, y que él, por ese trato especial con Dios nos estaría revelando. Muy al contrario, asume como propios de la Iglesia los planes que las ideologías más rabiosamente anticatólicas han puesto encima de la mesa hace décadas.
Habría que concluir que si la Iglesia de Francisco es profética también lo fue mayo del 68, Simone de Beauvoir, la ONU, o los climatólogos que no han dado ni una desde la década de los 70. Francisco será, simplemente, un profeta más de este movimiento, nada original a pesar de lo que creen sus chupamedias.
Y, si fuese así, entonces sí, podríamos dormir tranquilos, no hay destrucción ni castigo que amenace el mundo. Hay que recordar que en Nínive, y tantos sitios, el Señor castigó a sus habitantes por sus muchas infidelidades pero aquí todo el mundo sigue los dictados de los profetas mencionados: los partidos políticos al completo, los medios de comunicación, todos los famosos del cine y la canción, la ONU, los científicos del mundo entero, y un buen número de cardenales y obispos.
No sé qué más se puede ofrecer por parte del ser humano.
No creo que la cerrilidad de unos pocos, entre los que me encuentro, puede hacer merecedor al mundo de ningún castigo cuando este océano de virtud, pacifista, ecologista, internacionalista y feminista se extiende sin parar desde hace décadas con la colaboración de gran parte de la jerarquía de la Iglesia.
Capitán Ryder
Si es así, dónde están los dos testigos del apocalipsis y…. Quien es el papa soñado por San Juan Bosco …. El que lucha por mantener la iglesia a flote
No entiendo exactamente el comentario.
En cualquier caso, no soy conocedor de muchas de las profecías y muchas de ellas se han podido aplicar a varios momentos de la historia.
Pueden ser al momento actual en sentido estricto, el pontificado de Francisco, en sentido más amplio, los últimos 60 años, el siglo XX etc