FIGURAS COMPLEMENTARIAS
En resumen, y está es mi tesis: Don Quijote acierta en el fin y en la intención, pero yerra en los medios y en la ejecución; Sancho Panza acierta en los medios y en la ejecución, pero yerra en el fin y en la intención. El uno es el prototipo del hombre doctrinario; el otro, el símbolo del hombre oportunista. El uno es la sindéresis sin la prudencia que la complete; el otro es la prudencia sin la sindéresis que la incoe. Y por eso, ni uno ni otro son figuras completas, sino entes paradójicos y mutilados, que sólo pueden darse con pureza en el terreno de las fábulas. Las ventajas de Don Quijote son los defectos de Sancho; las ventajas de Sancho son los defectos de Don Quijote.
Y hasta en su aspecto físico se manifiesta esta oposición esencial: el uno es hombre alto de cuerpo y seco de carnes; el otro, grande barriga y corto de talle.
Si esta interpretación es aceptable, quedaría aclarado con sencillez un enigma que hasta ahora no he visto resuelto por ninguno de los comentaristas: el de saber por qué Don Quijote es, a la par, hombre de signo positivo y de signo negativo, imitable y repudiable, perfecto e imperfecto; y por qué a Sancho Panza le sucede lo mismo, siendo, como son, dos figuras dispares y opuestas. Para ello no hay más que tener en cuenta que las virtudes y los vicios de uno y otro no pertenecen al mismo orden. Las virtudes de Don Quijote atañen al orden de la intención: por eso nos enamora su figura, nos sobrecoge de respeto la claridad moral de su designio, nos anima a ser buenos y a hacer el bien sobre la tierra la grandeza del fin que se propone. Pero llega su fracaso, y éste ya es otro plano: el de la ejecución; y por eso en tantos pasajes nos causa risa y desprecio su figura y nos alecciona su locura. Dos valoraciones diametralmente opuestas acerca del mismo personaje, y que sólo pueden explicarse introduciendo en nuestro análisis la distinción entre el orden de la intención y el orden de la ejecución, esto es, el fin y los medios de la acción humana.
Parejamente, sólo que a la inversa, podemos decir de Sancho.
Lo que sucede es que como los fines y los medios de la acción humana, aunque pertenezcan a planos específicamente diferentes, están ligados en ella y entrelazados, valoramos a la vez positiva y negativamente a cada uno de estos protagonistas del Quijote, y esto causa esa desapacible contradicción e inestabilidad que se refleja en todas las interpretaciones que se han dado hasta ahora de la paciente fábula cervantina.